martes, 2 de octubre de 2012

Diciembre 2007

Ayer fue la primera vez que vi caer nieve,
fue tan espontáneo, sencillo, magnifico,
solo por un instante; por segundos para ser mas preciso,
se derretía poco después de dejar el viento, 
entusiasmado y solitario;
reflexione, trate de ordenar mis pensamientos...
 
Todo esa belleza que nos rodea, que nos invita a participar,no pregunta,
ni pide, ni miente, solo existe y nos muestra con claridad que es lo que 
realmente vale la pena.
 
A este ese punto estaba preocupado por vanalidades, de equivoca razón, eligiéndome ser como los demás , caminar por donde
se debe, respetar la leyes aunque ellas no me respeten, mirar al suelo, por que mi mirada puede molestar a mi incordial vecino, a esconder mi alma por que si la muestro seguramente no habrá a quien le importe, a hablar en voz baja o reír para dentro... pero ahora con la espontaneidad de esto, creo que mi perspectiva ha cambiado un poco.
 
No necesito de dinero, ropa o estilo, para imaginar, cuando duermo o despierto, para amar o para saber que es el amor, para recordar o para ser recordado, para ver como las como las hojas vuelan rítmicas con el otoño, o para volar mientras camino por un puente, para llorar con tristeza o reír con verdadera alegría, para ver a dios en la mirada de un niño.
 
No...
 
Quiero seguir viendo la nieve caer, no quiero que nadie me detenga, volar en palabras de sinceridad y verdaderos objetivos, 
entregarme a la angustiosa idea de ser humano, con valor e igualdad.
cuales y como?
 
Lo estoy descubriendo,creo, aprendiendo... a no dejar de mirar la verdadera belleza de una ciudad, del campo o mar, observar el alma en los ojos de los demás, quiero ser un hijo de la chingada; con pasión, gritarlo...saborear mi enojo y transmitir mi felicidad.
 
No importa cuanto dure los momentos, quiero poseer tantos pueda, y recordar que siempre están ahí esperándonos, invitándonos a bailar esta canción llamada vida.
 
Solo de verdad es poner atención, no exige mas que eso, de cierta forma son breves los momentos, pero siempre gritando "por aquí, veeme, soy tuyo"
 
O como dijo Hoffman:
 
"decirle si a un momento, es decirle si a toda la existencia"
 
Me despido
ya no existo, 
no soy igual, 
invitando,
a morir, dejar la tierra y sonar,
no con infinidad,
sino con eternidad,
volver a ser humanos,
renacer una vez mas, pero esta
vez como hermanos;
decidir y experimentar por 
uno mismo, señalar la desigualdad con
amargura, transmitir y transformar.
corromper el sistema y no permitir
esquemas; nada es definitivo, no todo esta dicho.